Conviene saber y proceder, ante lo que los medios comúnmente no comunican a propósito de hechos importantes, como en este caso la política real del gobierno en materia armamentista y social. Tampoco los altos responsables del PCE e IU están por la labor de informarlo ni de reconocerlo…
Redacción. Diario-red.com
La argumentación de Sánchez y de la progresía mediática para negar que el presidente se haya comprometido a un gasto militar del 5% del PIB es convolucionada, ciertamente bizarra y consta de varios elementos.
«Unidos ante profundas amenazas y desafíos de seguridad, en particular la amenaza de largo plazo que representa Rusia a la seguridad euro-atlántica y la persistente amenaza del terrorismo, los Aliados se comprometen a invertir el 5% del PIB en requerimientos centrales de defensa así como en gasto relacionado con defensa y seguridad en 2035 para asegurar nuestras obligaciones individuales y colectivas, de acuerdo con el artículo tres del Tratado de Washington. […] Los Aliados acuerdan que este compromiso de 5% constará de dos categorías esenciales de inversión en defensa. Los aliados destinarán al menos el 3,5% del PIB anualmente de acuerdo con la definición consensuada por la OTAN de gasto en defensa en 2035 para dotar de recursos a los requerimientos centrales de defensa, y para cumplir los Objetivos de Capacidad de la OTAN. Los Aliados acuerdan enviar planes anuales mostrando un camino creíble e incremental para alcanzar este objetivo. Y los Aliados destinarán hasta el 1,5% del PIB anualmente para, entre otras cosas, proteger nuestra infraestructura crítica, defender nuestras redes de comunicación, asegurar la preparación civil y la resiliencia, impulsar la innovación, y fortalecer nuestra base industrial de defensa.»
Este miércoles los 32 aliados de la OTAN firmaban un breve pero histórico acuerdo de una página en la cumbre celebrada en La Haya. España, representada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también lo firmó. Estos son los párrafos esenciales en los cuales los aliados se comprometen sin matices y sin paliativos a alcanzar el 5% del PIB en gasto militar para 2035. En el resto de párrafos del acuerdo no se establece ninguna cláusula de excepción. El compromiso es nítido, es innegable y es para todos los firmantes. Sin embargo, desde el mismo mediodía del miércoles, hemos visto cómo tanto Sánchez como sus medios afines negaban que España se hubiese comprometido al 5% del PIB. Es muy importante dilucidar qué está pasando aquí ya que estamos hablando de más de 80.000 millones de euros cada año según el PIB actual, lo cual supone aproximadamente uno de cada cuatro euros de los Presupuestos Generales del Estado descontando las pensiones. Es decir, un compromiso de ese calibre supone la destrucción de la sanidad, la educación, la atención a la dependencia y el resto de servicios públicos de nuestro estado social.
La argumentación de Sánchez y de la progresía mediática para negar que el presidente se haya comprometido a un gasto militar del 5% del PIB es convolucionada, ciertamente bizarra y consta de varios elementos.
En primer lugar, se señala un intercambio de breves correos entre Sánchez y Rutte en los que el secretario general de la OTAN parece aceptar que España no fije su objetivos en base a un porcentaje del PIB sino en alcanzar los objetivos de capacidad fijados, sea cual sea el coste de los mismos. Sin embargo, y con posterioridad a esos correos, el propio Rutte ha negado que haya ninguna excepción para ningún país y ha sido ambiguo en las declaraciones finales de la cumbre. «Podemos estar de acuerdo en el desacuerdo, que ellos creen que pueden llegar a sus objetivos de capacidad con el 2,1% de gasto. La OTAN dice que tiene que ser el 3,5% como para todos los otros aliados», dijo el holandés. La OTAN lo dice y Pedro Sánchez lo firmó. De hecho, esa es la mayor debilidad del argumento: ¿Qué tiene más poder político? ¿Qué es más vinculante? ¿Un intercambio de correos o un acuerdo de la OTAN firmado solemnemente por el presidente de España?
El segundo argumento es todavía más extraño si cabe. Las fuentes de Moncloa, los opinadores afines al PSOE y también el propio Sánchez hablando entre líneas, han hecho saber a los periodistas que la supuesta flexibilidad introducida en el acuerdo para acomodar la excepción española tiene que ver con la sustitución del sintagma «all the Allies» por «Allies». En inglés, cuando un sustantivo plural no lleva artículo se asume la equivalencia con el artículo determinado español. Es decir, en nuestro idioma, ese cambio supone sustituir «todos los Aliados» por «los aliados». No solamente es obvio que ambas construcciones significan exactamente lo mismo —si se hubiera querido hacer una excepción, se habría escrito «algunos aliados»—, sino que se trata de una práctica absolutamente habitual en la redacción de acuerdos políticos. Si uno lee «member states» en un acuerdo de Consejo Europeo, es obvio que eso se traduce como «los estados miembro» y es evidente también que se refiere a todos.
Sin embargo y a pesar de que resulta completamente claro que no existe ninguna excepción para España en el acuerdo firmado, Sánchez sigue insistiendo en que ha pactado una y sus periodistas afines han apuntalado el argumento por tierra, mar y aire. Lo que parece haber ocurrido de forma material es que Sánchez no sacó el tema en la reunión, se limitó a firmar y después llevó a cabo la argumentación en la rueda de prensa posterior, una vez que el acuerdo ya estaba firmado. Es decir, firmo un acuerdo y a los pocos minutos anunció que lo iba a incumplir. Esto ha suscitado una reacción violenta por parte de Donald Trump, amenazando a España con una guerra comercial; lo cual ha servido para reforzar la versión de Sánchez y los suyos. Al fin y al cabo, si Donald Trump te ataca diciendo que no vas a cumplir con el 5%, eso significará que no vas a cumplir con el 5%, ¿verdad? Pues no necesariamente. Ya hemos visto en numerosas ocasiones a Donald Trump utilizar todo tipo de faroles para mejorar su posición negociadora. También podría pasar que el presidente de EEUU sepa que Sánchez se ha comprometido al 5% del PIB pero quiera asegurarse mediante la amenaza de que va a cumplir el compromiso.
Mucho más probable que la extrañísima hipótesis de que la OTAN haya hecho una excepción en un acuerdo histórico solamente para uno de sus 32 miembros es que estemos ante algo que ya hemos visto muchas veces en esta legislatura: Pedro Sánchez mintiendo y jugando al despiste para conseguir titulares mediáticos falsos. Lo ha hecho negando en repetidas ocasiones que España esté comprando armas a Israel y lo hizo también hace unos meses negando que España fuera aumentar el gasto militar al 2% del PIB antes del verano para hacer exactamente eso unas semanas después.
Sea como fuere, en estos momentos la firma del presidente español está estampada en un acuerdo que tiene como consecuencia la destrucción de los servicios públicos en nuestro país y el sufrimiento material de millones de compatriotas de clase trabajadora; eso sin mencionar el peligro en el que nos sitúa a nivel de amenazas bélicas el hecho de apostar por un violento régimen de guerra bajo la dirección de la OTAN y de Donald Trump. Quizás Sánchez consiga el truco de no aumentar más allá del 2,1% del PIB el gasto militar en lo que queda de legislatura —no olvidemos que esa cifra ya supone el mayor aumento de nuestra historia y ya está produciendo recortes en educación, en transición ecológica o en conciliación—, pero no cabe duda de que futuros gobiernos se verán obligados a llegar hasta el 5%, por lo menos si no salimos de la OTAN. De hecho, Mariano Rajoy fue quien pactó en 2014 la subida del gasto militar al 2% del PIB y no fue hasta este año que el gobierno de PSOE y Sumar alcanzó esa cifra.
La firma del acuerdo de La Haya va a tener gravísimas consecuencias para España en la próxima década; similares a las consecuencias que tuvo la austeridad. Sin embargo, no se puede negar que la operación mediática de prestidigitación no le ha salido del todo mal al presidente. Está por ver si puede aguantar la mentira durante mucho tiempo, pero quizás ahí está la clave de todo. Quizás el plan era montar un enfrentamiento fake con Donald Trump para, rápidamente, convocar elecciones. Realmente no le quedan muchas cartas más.

