Esta semana, al calor del reciente plan de Rearme aprobada por los jefes de estado europeos y que supondrá un gasto armamentista de 800.000 euros, diversos países han comenzado su aplicación, contando con el apoyo de los parlamentos correspondientes e incluso con el «doble lenguaje» de organizaciones otrora consideradas de izquierda (como el PCF, por ejemplo y de manera paradigmática). En España, este doble lenguaje llegó casi al paroxismo, teniendo en cuenta por un lado las declaraciones del presidente Sánchez diciendo que no hay rearme militarista sino plan de paz y seguridad, así como las declaraciones de la vicepresidenta comunista Yolanda Díaz respaldándolas, pero que fueron seguidas al día siguiente por el desmentido del máximo responsable de la OTAN.
Las guerras en curso, en Ucrania y Palestina pero no sólo, siguen acaparando el escenario internacional y adquiriendo nuevas repercusiones sobre los demás aspectos de la vida comunitaria de los trabajadores y los pueblos. Una situación que en Europa contemplamos con especial alarma por la manipulación social impuesta por la «alianza» institucional-mediática para justificar la guerra militar y a todos los niveles del imperialismo occidental en decadencia, justificación que muchas veces llega a lo más absurdo (como la alerta de un eventual ataque ruso o el kit europeo de supervivencia).

Una guerra global, en definitiva, que incluye recortes sociales y de libertades así como un amplio deterioro de la legitimación y de la calidad democrática de las instituciones burguesas, por lo que abre todas las puertas para una salida autoritaria que ya se está aplicando en EEUU, Argentina y otros países europeos.
Las entradas publicadas en esta web durante el 23 al 29 de marzo muestran, siquiera parcialmente, esta situación y la necesidad de avanzar por una sociedad y futuro de paz y progreso humanos, poniendo fin al capitalismo terminal que padecemos. Son muchas las movilizaciones y respuestas que se están produciendo ya ante estos hechos, pero es verdad que insuficientes. Necesitamos mayor impulso.
Sin duda, la lucha contra los planes imperialistas y sus consecuencias en nuestras condiciones de vida es el camino, mientras que la organización y articulación de estas energías nuestro único instrumento, como trabajadores además de comunistas.