Carmen Parejo presenta un debate interesante de poco más de una hora en el que intervienen ideólogos destacados de este campo. Incluimos un resumen del mismo en formato texto. Para ver el video completo hay que seguir el siguiente enlace: https://t.me/parejocarmen/1786?embed=1&mode=tme
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Carmen Parejo. El viejo topo difusión.
Como señala Domenico Losurdo, autor de un libro titulado «La izquierda ausente» que se publicó en 2014, resulta clara la necesidad de una fuerza de oposición. Perry Anderson sostiene que cuanto más radicales e intransigentes son las ideas, más radical es su efecto, mientras que Álvaro García Linera atribuye la apropiación del ímpetu por el cambio por parte de las derechas al «conservadurismo del actual progresismo». Yanis Varoufakis indica que la ultraderecha surge a raíz de la pérdida de las clases trabajadoras hacia la desesperanza y la «mentalidad fascista».
Manolo Monereo analiza que la situación actual es el resultado de una «contrarevolución vencedora» que desintegró a las clases trabajadoras como sujeto político. La clave es la «globalización», que él ve como el proyecto de la Pax Americana impuesto por Estados Unidos. Esto provocó la desaparición de un imaginario anticapitalista y revolucionario. Monereo afirma que la izquierda antagonista no fue capaz de entender el «cambio de época» tras 2008 y la COVID, dando respuestas viejas a problemas nuevos. Estamos en la crisis y el «declive de occidente colectivo». Propone que la izquierda debe reinsertarse activamente en el conflicto social con un proyecto autónomo. Las claves son: ser intransigente con las ideas, no temer estar en minoría y cuestionar las instituciones básicas del sistema (siguiendo los consejos de Perry Anderson). La izquierda debe ser capaz de combinar el patriotismo (refundar un proyecto nacional basado en los estados nacionales) con una política internacionalista. Ve la lucha contra la guerra, por la paz y por un nuevo orden multipolar como una de las claves esenciales.
Cristian Rodríguez sostiene que el fascismo es la «alternativa final» en la fase del neoliberalismo, introducido ya en el caso chileno en 1973. Critica la «negación absoluta del voto popular» inaugurada por Macron, y señala que el racismo es el corazón de la doctrina de la extrema derecha. La izquierda que ha desaparecido es aquella que «conegoció» con el modelo neoliberal. Rodríguez rechaza la noción de «masas», enfocándose en el «nuevo pueblo» consciente y organizado. Para él, la izquierda debe ser anticapitalista y basar la movilización en la defensa de los bienes comunes (agua, electricidad). Considera urgente destruir la narrativa dominante y que la izquierda debe ser profundamente soberanista, ya que sin soberanía nacional no hay posibilidad de construir la lucha contra el capitalismo.
Moreno Pasquinelli advierte que la izquierda fue «culpable por sostener la globalización» y por «haberse adherido a lo políticamente correcto». Argumenta que el colapso de la Unión Soviética fue una contrarrevolución global y el «viejo mito» (de la emancipación) ya no moviliza. La crisis actual exige entender la revolución tecnológica como un cambio epocal. La prioridad es luchar contra la Tercera Guerra Mundial, organizando una «nueva Simervald» que una fuerzas como pacifistas, católicos y antiimperialistas radicales. Además, la izquierda debe superar su crisis de pensamiento abriendo discusiones profundas y aceptar el patriotismo (soberanía nacional contra la OTAN y la Unión Europea), un punto que divide a la izquierda anticapitalista.