Las reuniones de altos dignatarios de la política europea (señalamos en la foto al presidente español Pedro Sánchez) y su consenso con respecto al plan de militarización «defensiva» abren una perspectiva de futuro aterradora para los trabajadores y los pueblos del mundo…
Fabrizio Verde. Sinistrainrete.info
Rearmar Europa: un plan loco y contraproducente
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, impulsa un plan no solo irresponsable, sino también potencialmente catastrófico para el futuro de Europa: el llamado RearmEurope, un proyecto de 800.000 millones de euros para rearmar el continente en nombre de una supuesta amenaza rusa. Sin embargo, este plan no solo se basa en premisas cuestionables, sino que corre el riesgo de arrastrar a Europa a una espiral de tensiones y conflictos que nadie desea, desviando recursos preciosos de prioridades urgentes dada la crisis económica en la que languidece el viejo continente.
Una amenaza inexistente
La idea de que Rusia representa una amenaza inminente para Europa es una narrativa que debe ser desacreditada. Rusia no tiene intención de atacar a los países europeos. No tendría ninguna razón lógica, estratégica o geopolítica para ello. Por el contrario, Moscú ha expresado en repetidas ocasiones su deseo de dialogar y normalizar las relaciones con Occidente. La retórica belicosa que están alimentando algunos líderes europeos, incluida Von der Leyen, no solo es infundada, sino que corre el riesgo de crear una profecía autocumplida, empujando hacia una nueva guerra que perjudicaría a todos, especialmente a los ciudadanos europeos. Un conflicto que podría tener implicaciones catastróficas.
En lugar de invertir 800.000 millones de euros en armas y sistemas militares, Europa debería centrarse en restablecer las relaciones con Rusia, promover el diálogo, la diplomacia y la cooperación económica. La historia enseña que el aislamiento y la militarización no conducen a la paz, sino sólo a nuevas divisiones y conflictos. La historia enseña pero no tiene alumnos, advirtió Antonio Gramsci.
Un plan insensato y contraproducente
El plan RearmEurope no sólo es inútil, sino también profundamente perjudicial. Gastar una cantidad astronómica de dinero para rearmar a Europa significa quitar recursos vitales a sectores clave como la educación, la sanidad, las pensiones y la innovación tecnológica. En un momento en el que Europa se enfrenta a desafíos sin precedentes agobiada por una carga llamada euro, invertir tal cantidad de fondos en armas es un lujo que no puede permitirse.
Además, este plan corre el riesgo de alimentar una carrera armamentista que desestabilizará aún más el continente. Rusia, sintiendo una amenaza creciente, podría responder fortaleciendo su arsenal militar a su vez, creando un círculo vicioso de miedo y hostilidad. Europa, en lugar de ser un actor de paz y mediación, corre el riesgo de convertirse en un foco de tensiones, con consecuencias impredecibles para la seguridad mundial.
Sin embargo, más allá de las cuestionables premisas de este proyecto, es necesario arrojar luz sobre la propia figura de la propia von der Leyen, cuyo pasado está salpicado de escándalos e ineficiencias que la hacen completamente inadecuada para liderar una iniciativa de esta magnitud.
El escándalo de los consultores: un precedente inquietante
Durante su mandato como ministra de Defensa alemana (2013-2019), Ursula von der Leyen fue protagonista de uno de los mayores escándalos de la política alemana reciente: el Berateraffäre, el escándalo de los consultores. Un comité de investigación del parlamento alemán ha descubierto que el Ministerio de Defensa, bajo su liderazgo, otorgó contratos millonarios a consultores externos sin la supervisión adecuada, violando las regulaciones de contratación pública. Entre 2015 y 2016, el ministerio gastó hasta 150 millones de euros en consultores externos, pero oficialmente solo declaró una fracción de ellos, unos 2,9 millones de euros. Esta discrepancia ha planteado serias dudas sobre la transparencia y la integridad de la gestión de von der Leyen.
En muchos casos, los contratos se adjudicaron a través de una red de conexiones personales, favoreciendo a empresas como Accenture y KPMG. Por ejemplo, Timo Noetzel, un ejecutivo de Accenture, tenía vínculos personales con Katrin Suder, la entonces subsecretaria del Ministerio de Defensa. Los dos se conocían desde sus días en McKinsey, y esta relación levantó sospechas de favoritismo. Aunque no hay pruebas directas de la implicación personal de Von der Leyen en estas irregularidades, se supo que su ministerio llevó a cabo una investigación interna superficial y llena de lagunas, que muchos parlamentarios calificaron de intento de encubrir el caso.
Von der Leyen admitió que había cometido «errores» en la gestión de las consultoras, atribuyendo la culpa a la negligencia y la sobrecarga de personal. Sin embargo, esta justificación no convenció a los críticos, quienes señalaron que la falta de disciplina y transparencia permitió que prosperara una red de favoritismo. Matthias Höhn, miembro del partido Die Linke, calificó la gestión de Von der Leyen como «una flagrante falta de liderazgo», señalando que la falta de medidas disciplinarias envió el mensaje equivocado al ministerio: que las reglas pueden ser ignoradas sin consecuencias.
Ineficiencias y despilfarros: un pesado legado
Además del escándalo de los consultores, el mandato de Von der Leyen como ministra de Defensa estuvo marcado por una serie de ineficiencias y despilfarros que dañaron aún más su reputación. Durante su mandato, las Fuerzas Armadas alemanas se enfrentaron a numerosos problemas, como la escasez de equipos, los retrasos en los proyectos de modernización y una burocracia ineficiente. Por ejemplo, el proyecto de compra de nuevos helicópteros y vehículos blindados se ha retrasado varias veces, con costos que han aumentado drásticamente.
Von der Leyen trató de justificar estos fracasos argumentando que el Ministerio de Defensa era una organización obsoleta que necesitaba una reestructuración radical. Sin embargo, su enfoque, basado en un uso masivo de consultores externos, no ha dado los resultados prometidos. Por el contrario, ha creado un sistema en el que los consultores han adquirido una influencia excesiva sobre las decisiones estratégicas del ministerio, a menudo a expensas de la eficiencia y la transparencia.
En definitiva, ha demostrado que no tiene la capacidad de gestionar los recursos públicos de forma transparente y eficiente. Su defensa del uso de consultores externos, a pesar de las evidentes irregularidades, y su incapacidad para garantizar una supervisión adecuada de la contratación pública son señales preocupantes. Confiarle el control de un proyecto como RearmEurope es como dar las llaves de un deportivo a un conductor que ya ha demostrado que no sabe conducir.
El plan RearmEurope es un error colosal, y Ursula von der Leyen no es la persona adecuada para liderar Europa en esta dirección.