Seguidamente incluimos el resumen de un artículo interesante que valora políticamente los resultados electorales en Nueva York que dieron la victoria al candidato Zohran Mamdani. Una valoración, realizada desde el Partido Socialista Democrático de EEUU, que tiene la virtud de alertar sobre el reformismo y sus limitaciones…
Redacción. Wsws.org
La reciente victoria electoral de Zohran Mamdani en la ciudad de Nueva York ha marcado un hito en la política estadounidense y ha sido recibida con entusiasmo por amplios sectores no solo de la ciudad, sino también a nivel nacional e internacional.
Más allá de un simple vuelco electoral, este triunfo expresa una profunda insatisfacción social y revela la existencia de fuerzas subterráneas que cuestionan el actual modelo de concentración de riqueza y de poder.
El contexto social y económico detrás de la victoria
Nueva York, como muchas grandes ciudades estadounidenses, ha visto crecer la desigualdad social en los últimos años. La inflación, el encarecimiento de viviendas y servicios básicos, la precarización laboral y el retroceso de derechos elementales han creado un clima de hartazgo entre la población trabajadora y los jóvenes. La campaña de Mamdani logró recoger este descontento a través de un discurso centrado en las necesidades urgentes de la gente corriente: desde el acceso a la vivienda o la sanidad pública hasta la reducción de los privilegios de la oligarquía financiera.
Las urnas reflejaron este abordaje, con una mayoría clara en los distritos más golpeados por la crisis social. El mensaje fue contundente: existe una inmensa mayoría deseosa de un cambio profundo y decidida a desafiar el statu quo.
Reacciones del poder económico y mediático
La reacción de las élites económicas y financieras no se hizo esperar. Wall Street y los grandes medios han respondido con hostilidad, alertando sobre las supuestas «consecuencias negativas» de alterar el actual modelo basado en la acumulación de riqueza en pocas manos. Incluso se han producido declaraciones gubernamentales que incluyen amenazas veladas hacia Mamdani, subrayando cómo el propio aparato estatal actúa como escudo ante cualquier intento de reforma real.
Este tipo de respuesta revela una verdad incómoda: el sistema no está dispuesto siquiera a aceptar reformas mínimas si éstas afectan los intereses de los sectores dominantes.
¿Son suficientes las reformas?
Aunque la victoria de Mamdani ha despertado ilusión y esperanza, el debate de fondo persiste: ¿es posible transformar de raíz la vida de millones solo a través de reformas graduales?
La experiencia internacional reciente muestra que los proyectos basados únicamente en la gestión y redistribución limitada terminan chocando con el muro del capital financiero y las instituciones estatales que lo protegen.
Ejemplos de gobiernos que no lograron superar este límite abundan en Europa y Latinoamérica.
El papel de la clase trabajadora en la transformación social
Por ello, hay que seguir resaltando la importancia de que la clase trabajadora se organice de manera independiente para llevar adelante un verdadero programa de transformación. La creación de comités de base en centros laborales, barrios y centros educativos, coordinados internacionalmente, se plantea como la estrategia más eficaz para hacer frente a los monopolios y la banca.
Este camino implica avanzar hacia la expropiación de los grandes grupos económicos bajo control democrático, rompiendo así con las cadenas que impiden el desarrollo de una auténtica democracia de los trabajadores.
Conclusión
La victoria de Mamdani en Nueva York es, sin duda, un síntoma de los tiempos.
Expresa la creciente conciencia de que el actual sistema es incapaz de garantizar una vida digna para la mayoría. Pero, tal como se señala en el análisis, el verdadero reto radica en organizar la fuerza social de clase e independiente, capaz de llevar ese descontento hasta sus últimas consecuencias: la construcción de una nueva sociedad basada en la igualdad, la democracia y la justicia social.
Quienes comparten esta visión de clase e independiente, deben sumar fuerzas y construir juntos esa alternativa imprescindible, que poco tiene que ver con las habituales sopas de siglas electoralistas que conocemos por ejemplo en España.
